dijous, 14 de desembre del 2017

el dret a no acabar un llibre


El lector suele asumir que abandonar la lectura de un libro es una suerte de sacrilegio, que un acto tal contraviene algún juramento o una ley de pureza o representa un fracaso por su parte. Peor aún, está abandonando un objeto vivo, dejando que un niño se ahogue en el mar. ¿Qué hay del pobre autor? Estás desdeñando su arduo trabajo, despachando al criado con un gesto indolente de la mano. Una reacción justificada por temores exasperantes, motivos para persistir y una fe ciega en los libros, la sensación de que «pronto arrancará», de que la trama acabará encajando y esas líneas enrevesadas empezarán a transparentar su sentido cuando te acostumbres a la escritura del autor; en suma, que todo saldrá bien. Te dominan la obstinación y el temor de quién es incapaz de dejar nada a medias, la idea de que es imposible comprender un libro o criticarlo con conocimiento de causa a menos que se haya concluido su lectura.
Pero entonces, un día lo haces. Te rindes. Cierras un libro de golpe. Y sientes una gran liberación. Todo se despeja. Caes en la cuenta de que la vida es demasiado breve para leer libros malos con los que tienes que batallar. Es una epifanía. La despedida va acompañada de su correspondiente ceremonia funeraria: sacudes la cabeza, suspiras o maldices, extraes el punto de libro, hojeas las páginas por última vez, cierras el libro de golpe y le echas un último vistazo antes de arrojarlo al suelo como un maestro de escuela eduardiano que descarta la redacción de un alumno. No lloras su pérdida ni te sientes culpable. Era una relación destructiva. Te sientes más ligero, liberado. Hay muchos otros libros en las estanterías.

Daniel Gray. «11. Abandonar una lectura». A: Este libro te alegrará la vida. 50 placeres íntimos de la lectura. Traducció de Gemma Deza Guil. Ariel, 2017. P. 62.


2 comentaris:

  1. Rotllo Pennac a Com una novel·la:

    3. El dret a no acabar un llibre
    Hi ha trenta-sis mil raons per abandonar una novel·la abans del final: la sensació d'haver-la llegit abans, una història que no ens enganxa, la nostra discrepància absoluta amb les tesis de l'autor, un estil que ens treu de polleguera o, al contrari, una absència d'escriptura que no compensa cap motiu per continuar... És inútil enumerar les 35.995 raons restants, entre les quals hem d'incloure la càries dental, les persecucions del nostre cap de departament o un sisme sentimental que ens petrifica el cap.

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    Respostes
    1. Aquí, els deu drets del lector, sempre segons Pennac.

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